Sabemos que la comunicación de la información debe ser eficaz siempre, pero en el ámbito sanitario debemos ser incluso más cuidadosos de lo habitual.

Vivimos un momento en que la comunicación médico-sanitaria está en pleno proceso de transformación. En los últimos años, se observa una tendencia al empoderamiento de los pacientes. El acceso a la información es cada vez más fácil y rápido. Eso exige la aplicación de cambios para que la comunicación entre profesionales sanitarios y pacientes sea eficaz.

En este contexto, el consentimiento informado juega un papel fundamental. En este artículo repasaré brevemente en qué consiste un consentimiento informado y qué dificultades entraña su traducción.

¿Qué es un consentimiento informado?

Es un documento dirigido a las personas que van a participar tanto en procedimientos del ámbito de la asistencia sanitaria general como en el ámbito de la investigación clínica.  Puede ser de extensión variable, pero, para que te hagas una idea, un documento de consentimiento informado para la participación en un ensayo clínico tiene normalmente unas 10-25 hojas. Consta de dos partes: la información para el paciente y el formulario de consentimiento informado (CI) propiamente dicho.

Con él se informa al paciente sobre:

  • la naturaleza de la intervención o procedimiento al que se va a someter;
  • los objetivos que se persiguen;
  • los beneficios que pueden esperarse, y
  • los posibles riesgos o efectos secundarios.

Al firmarlo, el paciente confirma que ha sido informado sobre el proceso al que se va a someter y que entiende completamente sus implicaciones.

¿Es obligatorio traducir los consentimientos informados?

Sí; en España, según recoge el Real Decreto 223/2004, de 6 de febrero, el consentimiento (y la hoja de información) «contendrá únicamente información relevante, expresada en términos claros y comprensibles para los sujetos, y estará redactada en la lengua propia del sujeto».

El término «lengua propia» puede resultar un poco ambiguo y podríamos debatir mucho en un estado como el español, con tres lenguas cooficiales y un importante porcentaje de población inmigrante. Diatribas lingüísticas aparte, queda claro que es un documento muy delicado. Antes de firmarlo, el paciente debe entender el texto completamente, por eso es imprescindible que esté escrito en un idioma y con un lenguaje que comprenda sin dificultad.

¿Quién traduce los consentimientos informados?

Traducir documentación sanitaria implica la necesidad de conocer la terminología especializada y su estructura habitual.

Confiar la traducción de consentimientos informados a alguien que no esté familiarizado con ellos es un error. Es imprescindible que sean traducidos por traductores profesionales que sepan salvar y adaptar posibles diferencias culturales entre las lenguas y que sean especialistas que dominen la terminología médica y legal que se utiliza en este tipo de documentos.

Además, para garantizar la máxima calidad, es fundamental contar con un profesional que se encargue de la revisión final del texto.

¿Cuáles son las dificultades que presenta la traducción de un consentimiento informado?

Lo más difícil es hacer el texto comprensible a quienes lo van a leer.

Parece obvio, pero este es un documento que no va dirigido a profesionales del sector sanitario o investigadores, sino a los pacientes. Se trata de textos complejos porque además de factores médicos propiamente dichos, también deben reflejar ciertos requerimientos legales.

Hay que transmitir información muy técnica a un público que posiblemente carece de conocimientos técnicos o científicos, y que no se encuentra en las mejores condiciones para leer y comprender un texto que sí comprendería en otras circunstancias. Es posible incluso que el paciente no pueda leer el documento y tenga que ser un familiar o tutor legal quien lo lea y tome decisiones en nombre del paciente. Todos estos son aspectos que debemos conocer y tener en cuenta a la hora de abordar este tipo de traducciones.

Cuatro reglas básicas para la traducción de un consentimiento informado

Para que la información se transmita de un modo preciso, sin ambigüedades que pudieran tener consecuencias gravísimas, el traductor optará por:

  1. Utilizar frases cortas y directas. Es posible que tenga que resumir o reescribir el texto para facilitar la comprensión.
  2. Adaptar la terminología, sustituir términos muy especializados por explicaciones sencillas y emplear un lenguaje claro y sin artificios.
  3. Evitar el uso de siglas, símbolos o abreviaturas.
  4. Eliminar redundancias.

Se podría debatir durante muchísimo tiempo sobre la redacción de los consentimientos informados, sin embargo, todos estamos de acuerdo en que un documento tan importante solo debe ser traducido por profesionales especializados.

A modo de resumen:

  • El consentimiento informado está dirigido a un lector sin conocimientos específicos sobre medicina o ciencia.
  • Debe incluir información y el formulario de consentimiento, que firmará el paciente conforme ha recibido y entendido la información sobre el procedimiento sanitario.
  • Tiene que estar escrito en la lengua propia del paciente.
  • Su traducción debe encargarse a traductores profesionales especializados en el sector de la salud.

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